Breve historia del ballet

El ballet es una de las danzas más prolijas y sublimes que cualquier persona podría ver, llegando al punto de enamorarse en cada paso, movimiento o técnica que ésta nos muestre. Es por eso que su legado ha perdurado hasta nuestros días. Pero, ¿conoces la historia del ballet?

Todo se originó a mediados del siglo XVII y XVIII durante el reinado de Luis XIV, cuyo apelativo de Rey Sol derivó de un papel que ejecutó en uno de sus ballet presentados en su corte, los cuales en su mayoría, fueron creados por el compositor ítalo-francés Jean Baptiste Lully y el coreógrafo francés Pierre Beauchamps, de quien se afirma definió las cinco posiciones de los pies, comenzando así el enriquecimiento de la técnica académica.

Luis XIV fundó la Académie Royale de Danse en 1661, una organización profesional para maestros de danza. El rey dejó de bailar en 1670 y sus cortesanos siguieron su ejemplo. Por entonces el ballet de la corte ya estaba abriendo el camino hacia la danza profesional.

Al principio, todos los bailarines eran hombres y los papeles femeninos los realizaban ellos mismos, caracterizados. A partir de 1681 se admitió por primera vez a mujeres en el ballet y comenzó a desarrollarse el tipo de espectáculo conocido como ópera-ballet, que consistía en escenas separadas unidas por una temática común, que utilizaba el canto, el baile y muchos de los efectos visuales que permitía el teatro de proscenio.

También surgió la figura del “bailarín estrella”, originada en la Opera de París por bailarines que destacaban por su virtuosismo técnico así como por su majestuosidad y prestancia en escena.

A diferencia del Renacimiento, en el Romanticismo la gran protagonista ahora era la mujer, considerada más espiritual que el hombre, razón por la cual los bailarines quedaron relegados a un rol como acompañantes y soportes físicos para los virtuosismos de las bailarinas.

El vestuario que los bailarines usaron mientras evolucionó el ballet llevó a que la rotación fuera la forma más eficiente y estética de moverse en todas las direcciones, permitiendo asumir cualquiera de las posiciones clásicas mientras se mostraban al público.

Hasta fines del siglo XIX el ballet clásico continuó su desarrollo implementando cada vez mayores desafíos técnicos, principalmente con las zapatillas de punta, que habían sido endurecidas y perfeccionadas en Italia, ofreciendo un mejor soporte para la bailarina.

Por otra parte, las representaciones de ballet se convirtieron en verdaderas fiestas sociales, con obras que tenían entre tres y cuatro actos e intermedios de 45 minutos durante los cuales la alta sociedad tenía tiempo suficiente para comer, mostrarse en público y conversar animadamente. El tema de las obras era generalmente una historia de amor antigua o un cuento de hadas.

Continuando con la herencia de la época romántica hasta la actualidad,  se ha ido actualizando la manera de presentar el ballet, no sólo acompañado de música clásica sino con diversos elementos artísticos y nuevos ritmos musicales, como en Tangueros, en donde el vestuario y la música quedan impregnados de tango, sin embargo, la universalidad de la obra no desdeña elementos del ballet.

Fuente: Morales Chávez, Alicia, Danza clásica y moderna: perspectiva histórica para un análisis en Chile, Universidad de Chile, 141 pp.